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sábado, 22 de octubre de 2011

Fraude Fiscal y Banca Española


Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 21 de octubre de 2011
Este artículo critica la falta de cobertura de temas de fraude fiscal por parte de los medios de mayor difusión del país, resultado de la enorme influencia que la banca tiene sobre tales medios, siendo la banca y los banqueros algunos de los que contribuyen más a tal fraude.
El New York Times ha ido publicando una serie de artículos sobre Emilio Botín, presentado por tal rotativo como el banquero más influyente de España, y Presidente del Banco de Santander, que tienen inversiones financieras de gran peso en Brasil, en Gran Bretaña y en Estados Unidos, además de en España. En EEUU el Banco de Santander es propietario de Sovereign Bank.
Lo que le interesa al rotativo estadounidense no es, sin embargo, el comportamiento bancario del Santander, sino el de su Presidente y el de su familia, así como su enorme influencia política y mediática en España. Un indicador de esto último es que ninguno de los cinco rotativos más importantes del país ha citado o hecho comentarios sobre esta serie de artículos en el diario más influyente de EEUU y uno de los más influyentes del mundo. Es de suponer que si se escribieran artículos semejantes, por ejemplo, sobre el Presidente Zapatero, tales reportajes serían noticia. No así en el caso Emilio Botín.



viernes, 7 de octubre de 2011

¡Los piratas se han adueñado del Mundo! ¡Recuperémoslo, es nuestro mundo! | ATTAC España

¡Los piratas se han adueñado del Mundo! ¡Recuperémoslo, es nuestro mundo! 


Antonio Fuertes Esteban – ATTAC Acordem.

Los financieros actuales son los descendientes directos de aquellos piratas del S.XVII que repostaban y guardaban sus botines en pequeñas islas del Mediterráneo y el Atlántico Norte en donde se les daba cobijo a cambio de contraprestaciones. La expresión inglesa Tax Haven, traducido ahora como puerto fiscal, designaba a estos lugares.

El paralelismo actual con los llamados paraísos fiscales, en donde los poderes financieros desvían los diversos botines delictivos de sus muchos atracos a la ciudadanía, es más que evidente en este S. XXI. Las islas que en el S. XVII cobijaban y protegían la piratería ofrecían protección a cambio de remuneración, los territorios llamados paraísos fiscales comercializan ahora su soberanía. Para ello abren sus fronteras a aquellas empresas que quieran constituir sociedades instrumentales, sucursales o filiales bancarias en su territorio y ponen a su disposición el secreto bancario establecido en su régimen jurídico y su fiscalidad nula. De ello obtienen a cambio importantes beneficios, no para la población trabajadora de estos territorios, pero sí para la oligarquía local.

Pero es obvio y demostrable que el mayor beneficio de la existencia de estas cuevas del dinero donde recalan los piratas actuales son ellos mismos, que esconden allí los productos de todo tipo de delitos judiciales o morales. Piratas financieros que, como los antiguos corsarios, no enarbolan otra bandera que el dinero, que es la única a la que profesan lealtad después de que la globalización financiera abriera las fronteras a los capitales y acabara con las dependencias patrias.